Están inspirados en los años 30. Aquellos eran de oro y llevaban dos bolitas colgantes, pequeños y muy elegantes. Éstos, son un poco mayores, de plata y con una buena dosis de color.
La fluidez de la cadena de metal engarzada, acentúa el círculo de grafismo. Se desliza en la muñeca, proponiendo juegos de color. Lleva una piedra de amatite.
Sutiles, tintineantes y ligeras. Estas pulseras están formadas por estampaciones de chapas con grafismos geométricos, arandelas de acero y piedras semipreciosas. El lenguaje del color expresado a partir de sus combinaciones más inesperadas.
Broches compuestos por plumas, tules y grafismos. Cosidos sobre telas vintage con hilos de lúrex. Brillos y chispazos de luz, que surgen de la pieza con la diminuta e intensa luminosidad de una luciernaga.